viernes, 15 de febrero de 2013

Material que sería para la jornada del martes 19/02


Curso de nivelación. Departamento de Historia. I.S.P. Joaquín V. González
Taller de Introducción a la geografía                               
Lic/prof. Roberto Damin      
Estudiantes ayudantes: José Luís Maineri – Ignacio de Bonis

El espacio geográfico
En un diccionario de términos geográficos Brunet Ferras y Thérry desarrollaron la siguiente definición del espacio geográfico:
“El espacio geográfico es la extensión terrestre utilizada y ordenada por las sociedades en vista de su reproducción –en sentido amplio no solamente para alimentarse y abrigarse, sino para toda la complejidad de los actos sociales. Comprende el conjunto de lugares y sus relaciones. Este es el espacio que estudian los geógrafos.
El espacio geográfico tiene dos aspectos. Es un sistema de relaciones y un producto social organizado, uno de los numerosos productos de la actividad social. Incorpora las herencias, las huellas naturales y las artificiales. Tiene actores, que son los individuos, los grupos, las empresas, las colectividades territoriales, los Estados.
Producto social, el espacio es, igualmente, un medio y un ambiente de la actividad social. En ciertos aspectos se puede considerar, al menos en su ordenamiento, como un medio de producción. Así, el espacio y su organización son, en conjunto, un producto social, un medio de reproducción social y un medio de producción cuyas cualidades pueden apreciarse en la eficacia de la división internacional del trabajo y sus interconexiones con los lugares.
Podemos reconocer cinco tipos de acciones fundamentales: apropiación, explotación (o puesta en valor), ocupación, intercambio (comunicación) y gestión. Desde un punto de vista analítico el espacio geográfico comprende todo lo que hace a la singularidad de los lugares y la amplitud de sus relaciones: la población y las ciudades con todas sus características (formaciones y relaciones sociales, comportamientos demográficos, educación y calificaciones, jerarquías y divisiones) consideradas en su distribución espacial; cultivos, bosques, espacios de reserva; usinas, comercio, servicios, construcciones, equipamientos, infraestructuras, minas; ecosistemas naturales, bien o mal utilizados por las sociedades, relaciones materiales e inmateriales entre personas, pueblos y lugares; y también los lugares simbólicos, de las representaciones, de los paisajes; así como la organización de todos estos elementos, las relaciones entre ellos, las redes que los ligan, las prácticas espaciales de la población. En resumen, el conjunto de la humanidad, con la extensión de que dispone, los productos y las redes que distribuye sobre la superficie de la Tierra y que sirven para su reproducción (o que la comprometen); así como los elementos naturales más o menos transformados, que las sociedades utilizan para este fin.

La representación del espacio geográfico

Trabajar con planos, cartas geográficas y mapas implica afrontar el desafío de vencer la abstracción. Por lo tanto es necesario preparar a los alumnos para trabajar las destrezas cartográficos, pues de lo contrario ubicar en un mapa puede resultar un acto mecánico que no implique una  comprensión real de la dimensión espacial de los fenómenos y dinámicas naturales y los procesos sociales.
Es importante que usemos los mapas de los Atlas de la Biblioteca, y también que los tengamos colgados en las paredes del aula. En la escuela secundaria tenemos que facilitar la comprensión de la representación cartográfica, es decir manejar la noción de proporcionalidad que se pone en juego en la escala cartográfica y en la proyección cartográfica. La espacialidad, como capacidad de ubicarse en los espacios geográficos y representarlos gráficamente, es una construcción permanente y progresiva que debe ser desarrollada particularmente desde el área de las Ciencias Sociales. El mapa es una herramienta fundamental para la comprensión de la dimensión espacial de la realidad social, pero no es el propósito final de la tarea en Geografía.
Se considera que para el alumno es más útil ejercitar la lectura de los distintos mapas temáticos, que la tarea de hacerlos como un simple ejercicio de ubicación de elementos del paisaje. Si bien esto último es importante, desarrollar la competencia de leer, interpretar, pensar un mapa, tiene aún más significación social. En la vida cotidiana, ya adultos, es difícil que nuestros niños tengan que confeccionar mapas, pero, probablemente, tengan necesidad de leer cartografía en sus múltiples desplazamientos espaciales.

“La lectura de un mapa puede favorecer la construcción de conceptos significativos. Así por ejemplo, analizar el mapa de los ferrocarriles en la Argentina, cuyo trazado es concéntrico y radial, nos permite comprender el modelo de ocupación y organización del espacio que lo proyectó. Sería deseable que la clásica imagen del docente explicando junto al mapa, pueda asociarse a la de un profesor que favorece el pensamiento crítico de sus alumnos, uno de los propósitos centrales de la enseñanza de las Ciencias Sociales.
Fuente: Material elaborado para el presente curso.

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